Por Roberto A. Paneque Fonseca
La influencia española en la música cubana se inicio desde los albores del Siglo XV, cuando comenzaron a llegar a Cuba tanto los descubridores como los colonizadores españoles.
Entre los miles de hombres y mujeres de España que se establecieron en Cuba, se encontraban muchos músicos y autores, algunos profesionales, pero la mayoría gente normal que conocía los cantes, bailes y ritmos de sus tierras en España.
Así fue como se inició este proceso de fusión, cuando canciones y géneros españoles se interpretaban en fiestas populares, reuniones familiares, teatros, cafés y otros lugares, los que eran recepcionados por los músicos criollos de esas épocas, impregnándoles el sello de la cubanía.
El proceso de fusión se enriqueció muchísimo más con la llegada a Cuba de miles de esclavos africanos traídos por los colonizadores españoles, entre los que cientos ya habían estado años en Andalucía como esclavos, antes de venir a Cuba.
Luego, tras la revolución haitiana contra el colonialismo francés, miles de haitianos y de colonos franceses emigraron a Cuba y se establecieron en el Oriente Cubano, en especial en las provincias que hoy corresponden a Guantánamo y Santiago de Cuba, pero también se dispersaron en lo que hoy corresponde a Holguín, Bayamo, Manzanillo y Las Tunas.
Dada la necesidad de mano de obra esclava en los centrales o ingenios azucareros, esclavos africanos y haitianos huidos de su país se incorporaban a las labores de la zafra y la agricultura en todo el oriente Cubano, que comprendía entonces también a las actuales provincias de Camagüey y Ciego de Ávila.
En tanto, en las provincias centrales, hoy Villa Clara, Sancti Spíritus y Cienfuegos, predominaron colonias españolas de pura sepa, que dejaron su influencia cultural, razón por la que en esos lugares han nacido y crecido fuertes grupos de cantes, bailes y ritmos españoles, como el flamenco, la copla, el paso doble, la décima, el zapateo y otros.
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